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¿Qué son las runas – guía detallada

  • Foto del escritor: Julia Runeborn
    Julia Runeborn
  • 8 jul
  • 19 Min. de lectura

Me llamo Julia, soy runóloga profesional. Para mí, las runas no son simplemente símbolos antiguos, sino un campo vivo de investigación e inspiración. En este artículo voy a contar qué son las runas: su historia, su significado cultural, sus usos mágicos y su práctica moderna. Compartiré conocimientos académicos, experiencia práctica, respeto por la tradición y una mirada crítica, evitando los clichés místicos. Mi objetivo es ofrecer la mejor visión general sobre las runas para todos los interesados, combinando el significado espiritual y simbólico con hechos reales.


Contenido:



  Historia del origen de las runas

Historia del origen de las runas y la evolución de los alfabetos


Piedra rúnica de Rök (siglo IX, Suecia) con una larga inscripción en nórdico antiguo – un ejemplo de cómo lucían los textos rúnicos tallados en piedra. 

Este monumento contiene una de las inscripciones rúnicas más extensas que se conservan. Hoy en día se exhibe junto a la iglesia de la localidad de Rök.


La historia de las runas comienza en la más remota antigüedad. Las runas son las letras de un alfabeto especial utilizado por los antiguos pueblos germánicos. El más antiguo de los alfabetos rúnicos conocidos es el futhark antiguo, compuesto por 24 signos, usado al menos desde mediados del siglo II d.C. hasta el siglo VIII. Por ejemplo, la inscripción rúnica más antigua fidedigna es la palabra harja (que puede significar “guerrero” o “peine”) grabada en un peine hallado en la ciénaga de Vimose, Dinamarca (hacia el año 160 d.C.). Esto evidencia que para esa época la tradición escrita de las runas ya existía — probablemente con al menos un siglo de desarrollo previo antes de los primeros hallazgos.


El origen de la escritura rúnica no está del todo claro: los investigadores encuentran similitudes con los alfabetos latino y itálico antiguo (como el etrusco), así como con variantes de la escritura griega. Es posible que los pueblos germánicos tomaran la idea de la escritura de los pueblos mediterráneos, adaptando las letras para tallarlas en madera y metal. La mitología escandinava ofrece su propia versión: las runas fueron descubiertas por el dios supremo Odín, quien se las entregó a la humanidad tras el más grande de los sacrificios. Según el Hávamál (los “Dichos de Har” de la Edda), Odín colgó durante nueve noches, atravesado por su propia lanza, del árbol del mundo Yggdrasil, sin comer ni beber, hasta que vislumbró los secretos de las runas. Esta poderosa metáfora subraya el estatus sagrado de las runas: un conocimiento obtenido al precio del sufrimiento y la entrega.


Después del futhark antiguo, la tradición rúnica tomó dos caminos. En la era vikinga (siglos VIII–XI) en Escandinavia surgió el futhark joven, un alfabeto de 16 runas, simplificado y modificado para la lengua de aquel entonces. Al mismo tiempo, en Inglaterra y Frisia, a partir del futhark antiguo se desarrolló el futhorc anglosajón (siglos V–XI), ampliado a 28–33 signos para poder plasmar los sonidos del antiguo inglés. En la Edad Media siguieron surgiendo nuevas variantes: el llamado futhark medieval (aparecido hacia el siglo XIII) añadió signos y marcas para precisar las vocales, y en la apartada provincia sueca de Dalarna la tradición rúnica se conservó hasta pleno siglo XIX. De este modo, las runas se emplearon durante aproximadamente mil quinientos años – desde el siglo I d.C. y, en algunos lugares, hasta tiempos muy recientes.


Las inscripciones rúnicas se grababan o tallaban sobre diversos materiales: piedra, metal, madera, hueso. La forma de los signos es angulosa, sin líneas curvas – al parecer para facilitar la talla sobre superficies duras. En la actualidad se conocen alrededor de 5000 inscripciones rúnicas (la mayoría en Suecia). Estas inscripciones son un tesoro histórico: por ejemplo, las numerosas piedras rúnicas de la época vikinga, erigidas por toda Escandinavia, son los únicos textos de esa época realizados por los propios escandinavos que han llegado hasta nosotros. Las inscripciones en las piedras suelen ser muy concisas o están desgastadas por el tiempo, pero incluso sus breves frases arrojan luz sobre la lengua, los nombres y las costumbres de aquellos pueblos antiguos.


Es importante señalar: las runas no son un idioma, sino una escritura. Los mismos signos rúnicos se usaron para escribir distintos idiomas germánicos antiguos en diferentes regiones. Para las lenguas habladas en Escandinavia, Britania y el continente, las runas cumplían la función de alfabeto. Por eso, es incorrecto preguntar “¿en qué idioma están escritas las runas?” – lo correcto sería preguntar qué idiomas se escribían con caracteres rúnicos (respuesta: el protogermánico, el nórdico antiguo, el anglosajón, etc.). Tras la cristianización de Europa, las runas fueron gradualmente desplazadas por el alfabeto latino – en Europa Central ya para los siglos VIII–IX, y en Escandinavia hacia el siglo XII. No obstante, ecos de la escritura rúnica aparecen incluso más tarde – por ejemplo, los bastones-calendario con inscripciones rúnicas se usaron en la cultura popular del norte de Europa hasta el siglo XIX.


 el lugar de las runas en la cultura y la mitología

El significado de la palabra «runa» y el lugar de las runas en la cultura y la mitología


La palabra «runa» literalmente significa secreto o susurro. En las antiguas lenguas germánicas, rūn tenía el significado de “misterio, susurro místico” – así lo vemos al comparar el gótico rūna, el nórdico antiguo rún, el alto alemán antiguo rūna, que significan “secreto, misterio, conjuro, susurro”. Es decir, originalmente runa no nombraba una letra, sino un conocimiento oculto. Más adelante, así pasaron a llamarse los propios signos (letras) con cuya ayuda se registraba ese conocimiento secreto. Es muy posible que los antiguos germánicos realmente vieran en las runas no simples letras, sino símbolos sagrados. Apuntan a ello tanto los mitos como los hallazgos arqueológicos.


En la mitología escandinava, las runas no fueron “inventadas” por los humanos, sino que existían desde el principio como parte del orden del mundo. El dios supremo Odín únicamente las obtuvo y las compartió con la gente, convirtiéndose en el patrono de las runas y de la sabiduría. En la visión de los vikingos, las runas son un regalo de Odín, algo de origen divino (en nórdico antiguo el término reginkunnr – “procedente de los dioses” – se usa en las sagas para referirse a las runas). De ahí su trato especial: las runas no son meros signos utilitarios, sino conocimiento sagrado. El árbol cósmico Yggdrasil, en el que Odín descubrió las runas, también pasó a formar parte de la simbología rúnica. Por ejemplo, en la Edda Poética las runas son llamadas ramas o frutos de este árbol del mundo. El Árbol une los mundos, y las runas de algún modo “hilan juntos” el mundo de los dioses y el de los hombres.


Con las runas se relacionan también personajes de los mitos nórdicos. Así, el dios Tyr dio nombre a la runa Tiwaz (Teyvaz) – la runa del guerrero y del dios celeste. Thor, dios del trueno, es mencionado en las piedras rúnicas – a menudo las inscripciones invocan a Thor para proteger esas runas (por ejemplo, en la piedra de Glavendrup aparece la frase: “Þórr vígi þessi rúnar…” – “Que Thor consagre estas runas…”). Las nornas – las doncellas del destino que hilan el hilo de la vida – también están entretejidas en la tradición rúnica: cuentan las leyendas que las nornas grababan runas en tablillas de madera, determinando así el destino de cada persona. De esta manera, las runas impregnaron el código cultural de los escandinavos: aparecen en las leyendas sobre la creación del mundo, en las sagas de héroes e incluso en los cantos mágicos (galdrar) que supuestamente entonaba el mismo Odín.


La etimología de la palabra runa también se refleja en su uso: runa llegó a designar asimismo los hechizos y los enigmas. Por ejemplo, en la poesía anglosajona la palabra rūn podía significar conversación secreta o dicho enigmático. En el folclore escandinavo, las runas se mencionan como algo misterioso que los no iniciados no pueden comprender. Todos estos matices culturales presentan a las runas como símbolo de conocimiento oculto, don de fuerzas superiores, instrumento que exige respeto y sabiduría. Incluso cuando las runas se empleaban en la vida cotidiana (en inscripciones funerarias, monedas, adornos), el aura de secreto que las rodeaba se mantenía intacta.


No puedo dejar de mencionar los nombres poéticos de las runas. En los Poemas Rúnicos (unos breves tratados medievales en verso que han llegado hasta nosotros) cada runa se describe mediante una alegoría. Por ejemplo, la runa Fehu – “ganado, riqueza”; la runa Algiz – “alce” o “protección”; Sowilo – “sol”; Ehwaz – “caballo”, etc. Estas imágenes quedaron entretejidas en la cultura: los poemas rúnicos enseñaban no solo el alfabeto, sino también valores y cosmovisión. Al ver una runa, una persona instruida recordaba un verso del poema: por ejemplo, la runa Uruz (ur) se asociaba con un poderoso uro – símbolo de la fuerza vital y salvaje de la naturaleza. Así, cada runa tenía no solo un sonido, sino también un “carácter” – un conjunto de significados y asociaciones que hunden sus raíces tanto en el mito como en la realidad de la vida nórdica.


Usos mágicos y prácticos de las runas en la antigüedad

Usos mágicos y prácticos de las runas en la antigüedad


Históricamente, las runas servían como una escritura cotidiana, pero también se les atribuían propiedades especiales, mágicas. En las sagas y el folclore se mencionan numerosas formas de magia rúnica: con ayuda de las runas se intentaba conocer el futuro, protegerse de desgracias, lanzar o levantar maldiciones, sanar enfermedades. Es importante entender que los hallazgos arqueológicos no confirman un uso masivo con fines mágicos – la mayoría de las inscripciones rúnicas encontradas tiene un contenido bastante mundano (nombres, fórmulas conmemorativas, marcas de propiedad). Sin embargo, existen casos aislados que nos dan una idea de la faceta mágica de la tradición rúnica.

En primer lugar, en varios objetos se han descubierto enigmáticas fórmulas rúnicas. A menudo aparece la secuencia de símbolos ᚨᛚᚢ (alu), que se ha hallado en muchos amuletos y objetos de los siglos III–VII. No está del todo claro qué significa alu: quizá “cerveza” (¿un brindis por la suerte?) o puede que sea alguna palabra de encantamiento. Además de alu, hay otros términos cortos a modo de fórmula: laþu, laukaz, etc., que pudieron funcionar como amuletos o maldiciones. Podemos imaginar a un guerrero o cazador tallando un par de runas secretas en su arma – “para la buena suerte”.


Los amuletos con runas son otra confirmación de la fe en la magia de las letras. Por ejemplo, se han encontrado bracteatos rúnicos – finos colgantes de oro con imágenes y runas (se llevaban como talismanes). Muchos de ellos contienen las runas ᛞᛟᛟᛟ (doo?) o las mismas alu. Es posible que estos signos sirvieran para proteger al portador o atraer prosperidad. En la Inglaterra anglosajona conocemos lanzas y espadas con runas: en las hojas se grababa un nombre, un conjuro o simplemente una serie de runas – probablemente para que el arma “adquiriera poder”. Uno de los ejemplos más destacados es la lanza de Ogam, en la que las runas forman una palabra que se ha traducido como “dardo de Odín” – quizá para conferir al arma la letalidad del mítico Gungnir (la lanza de Odín).


Las sagas también describen curaciones y hechizos con runas. En la Saga de Egil, el célebre escaldo Egil Skallagrímsson descubrió que un curandero inepto había garabateado bajo la cama de una muchacha enferma unas runas incorrectas, empeorando su estado. Egil raspó aquellas runas, talló otras nuevas – correctas – las colocó bajo la almohada, ¡y la joven sanó! La moraleja de esta historia: las runas son peligrosas en manos incultas. En la misma saga, Egil usa runas para hechizar con insomnio a sus enemigos malvados – y lo logra. Otros relatos hablan de runas para provocar el amor: por ejemplo, en baladas tardías un héroe talla runas en un bastón de madera y, con solo agitarlo, hace que una chica se enamore de él (aunque, por accidente, termina enamorando a la dama equivocada).


Algunas piedras rúnicas contienen maldiciones para posibles profanadores. En la ya mencionada piedra de Glavendrup (Dinamarca, comienzos del siglo X), tras la inscripción principal sobre el esposo fallecido se añade: «Y que Thor consagre estas runas. Será considerado brujo quien dañe esta piedra o la traslade…». Este texto es claramente un conjuro: a quien no respete la memoria y toque la piedra le espera una triste suerte (lo declaran brujo, es decir, malvado). Maldiciones similares se han hallado en otros monumentos, lo que indica que la gente realmente creía que unas palabras bien grabadas podían provocar consecuencias sobrenaturales.


En conjunto, en la antigüedad las runas se usaban tanto como herramienta práctica de escritura como llave a fuerzas ocultas. Es probable que los límites entre el uso “normal” y el “mágico” entonces fueran difusos. Si una persona creía que el simple hecho de escribir un nombre ya podía proteger la memoria de un difunto, o que tallar cierta palabra traería buena fortuna – ¿dónde termina lo cotidiano y empieza lo místico? Lo más seguro es que los escribas de aquella época fuesen vistos un poco como magos por el resto. Al fin y al cabo, saber “hablar con signos secretos” ya era brujería para los no iniciados.


Vale la pena mencionar también la adivinación con runas. No hay pruebas directas de que los vikingos adivinaran lanzando runas, pero el historiador romano Tácito ya en el siglo I d.C. describió una costumbre germánica de adivinar mediante “marcas talladas en tablillas”. Escribió que se arrojaban sobre un lienzo blanco unas ramitas marcadas; el sacerdote o jefe de la tribu, tras rezar, sacaba tres al azar y las interpretaba. Tácito no nombró explícitamente las runas, pero la descripción resulta sospechosamente familiar. Es posible que se refiriera precisamente a signos rúnicos. A favor de esto habla también la palabra alemana raunen (“susurrar, vaticinar”, emparentada con rūn), lo que indica que la adivinación y las runas ya se vinculaban en aquel entonces. Por lo tanto, la tradición de la adivinación rúnica bien pudo practicarse entre la gente – aunque no se hayan conservado manuales escritos por los propios vikingos.


El uso moderno de las runas: adivinación, meditación, simbolismo, errores y profanación

El uso moderno de las runas: adivinación, meditación, simbolismo, errores y profanación


Por paradójico que parezca, hoy las runas son conocidas mucho más que en la antigüedad. En el siglo XX vivieron un verdadero renacimiento: se comenzaron a utilizar en la adivinación, el esoterismo y prácticas psicológicas. Sin embargo, el interés moderno a menudo viene acompañado de mitos y distorsiones. A continuación explicaré cómo se usan las runas hoy en día y en qué malentendidos conviene fijarse.


Conjunto moderno de runas adivinatorias de obsidiana, que incluye los 24 símbolos del futhark antiguo y una "runa" en blanco (innovación del siglo XX). 

Estos juegos se han vuelto muy populares en las prácticas esotéricas modernas. Muchas personas los usan para sus lecturas adivinatorias.


La adivinación con runas tal como se practica actualmente es un invento reciente. En 1982 se publicó el libro de Ralph Blum “El libro de las runas: manual para usar un antiguo oráculo”, que popularizó la idea de sacar runas de una bolsa, de modo similar a las cartas del tarot. El kit de Blum incluía las piedrecillas con las runas grabadas y… una “runa” en blanco, a la que él llamó la runa de Odín – símbolo del destino y lo incognoscible.

Los historiadores solo pueden sonreír ante esto: en ningún set antiguo había piezas en blanco, y la adivinación descrita por Blum se basa más en prácticas intuitivo-psicológicas que en rituales escandinavos. No obstante, gracias a Blum millones de personas conocieron las runas precisamente como una herramienta de predicción. Actualmente se venden muchos juegos – de madera, piedra, arcilla – con instrucciones para adivinar. Suelen incluir las 24 runas del futhark antiguo más aquella “pieza vacía” (aunque los aficionados serios la descartan en seguida por no ser parte de la tradición).


Además de Blum, otros esoteristas hicieron su aporte. Por ejemplo, el ocultista Guido von List (siglo XX) afirmó en 1908 que por “revelación” se le habían dado 18 “runas armanas”, supuestamente un antiguo futhark secreto para la magia. Era una mezcla de runas históricas con símbolos inventados. El nazismo posteriormente coqueteó con las ideas de List: los miembros de las SS usaron la supuesta “escritura rúnica” en sus emblemas (la doble runa Sig – símbolo de las SS; la runa Othala – emblema de la “herencia”, etc.). De hecho, los nazis pervirtieron los signos rúnicos, haciéndolos parte de una ideología de odio – esto, en mi opinión, es una de las peores profanaciones de aquellos símbolos ancestrales. Todavía hoy los neonazis emplean runas en su simbología, por lo que, por ejemplo, en Occidente algunas runas se consideran símbolos extremistas. Como runóloga y como ser humano, me opongo firmemente a ese “legado” – pues las verdaderas runas nada tienen que ver con el racismo o el totalitarismo; su esencia es de otra índole.


Volviendo a lo positivo: la esotería y el neopaganismo modernos han incorporado las runas en prácticas muy diversas. Por ejemplo, meditaciones sobre las imágenes de las runas, uso de runas en talismanes, sanación con símbolos rúnicos, incluso “yoga rúnica” (cuando la gente adopta posturas que imitan la forma de las runas para obtener cierta energía). La mayoría de estos métodos son invenciones personales de autores del siglo XX.


El uso psicológico de las runas es una interpretación moderna interesante. Muchos practicantes consideran que extraer una runa es una manera de asomarse al subconsciente, reflexionar sobre una situación desde una nueva perspectiva. Por ejemplo, si a alguien le sale la runa Hagalaz (“granizo, destrucción”), puede preguntarse: ¿qué aspecto de su vida requiere un cambio drástico? ¿Qué suceso inesperado lo ha sacudido y qué lección puede obtener de ello? En ese sentido, las runas funcionan parecido a los arquetipos de Jung o a las imágenes del tarot. Aquí no hay un misticismo ciego – las runas se convierten en una herramienta de psicología meditativa.


Sin embargo, también ocurre la profanación de las runas – cuando se abusa de ellas sin la debida comprensión. En Internet pueden verse generadores de “combinaciones rúnicas” supuestamente para solucionar cualquier problema, propuestas de tatuarse una runa para lograr que los deseos se cumplan al instante, mezclas de runas con cualquier cosa (desde astrología hasta prácticas Reiki) sin ninguna coherencia.


Quizá el error más común es creer que las runas son “signos mágicos todopoderosos” que por sí solos cambian la realidad. Yo, como runóloga, he comprobado que una runa solo funciona cuando entiendes su significado y depositas tu intención en ella. Llevar sin más un montón de runas al cuello “para tener fuerza” es como ponerse amuletos con ideogramas chinos cuyo significado te es desconocido. Por cierto, los ideogramas son un buen ejemplo: uno puede escribir y leer chino simplemente como texto, o puede ver en esos signos un contenido estético y simbólico. Lo mismo ocurre con las runas.


Otro error es confundir las runas con el paganismo en general. Las runas están históricamente ligadas a cultos paganos, pero en sí mismas no son una religión. Puedes usar las runas sin ser adepto de la religión nórdica; e inversamente, puedes seguir la tradición escandinava sin conceder a las runas un papel especial. Las runas son solo un instrumento – todo depende de las manos y la mente que lo utilicen.


En resumen, el uso actual de las runas es muy variado. Existe el enfoque académico – excavaciones, descifrado de inscripciones, comparación lingüística. Existe el enfoque artístico – uso de motivos rúnicos en logotipos, tatuajes, diseño (por ejemplo, el símbolo de Bluetooth combina las letras rúnicas ᛒ y ᛖ – las iniciales del rey Harald “Diente Azul”). Existe el enfoque esotérico – adivinación, amuletos, meditaciones. Y, lamentablemente, existe el abuso ideológico – al que miro con pesar. La runa es como un espejo: refleja a quien se mira en ella. Para unos es la llave a la sabiduría ancestral, para otros un bonito adorno, para terceros un pretexto para blandir una “espada mágica”.


Observaciones personales de una runóloga

Observaciones personales de una runóloga: enfoques, consejos y experiencia interpretativa


Quiero pasar de los hechos a lo personal – compartir mi experiencia trabajando con runas y dar un par de consejos a los entusiastas principiantes. A lo largo de los años de estudio recorrí el camino desde un ingenuo interés por la adivinación hasta una profunda inmersión en los idiomas y la historia. Y cada etapa fue importante.


Mi enfoque hacia las runas combina la ciencia y la intuición. Por un lado, mantengo la rigurosidad: estudio idiomas (nórdico antiguo, gótico – al menos las nociones básicas), leo investigaciones académicas, sigo las noticias de la arqueología. Sin esto sería fácil caer en fantasías y tomar los deseos por realidades. Por otro lado, las runas no son solo gramática y cronología, sino también descubrimientos personales. Medito en las imágenes de las runas, intento escribir con ellas mis pensamientos en un diario, las dibujo a mano. Cuando tallas una runa en madera con tus propias manos, sientes la conexión a través del tiempo – los mismos movimientos con el cuchillo, el mismo crujido de la madera que experimentó un artesano hace mil años.


Mis consejos para principiantes los resumiría en varios puntos:


  • Empieza por la historia. Lee sobre el futhark antiguo, infórmate del contexto – cuándo y dónde vivieron las personas que lo utilizaron. Esto te librará de muchos malentendidos. Por ejemplo, sabiendo que las runas son una escritura, no se te ocurrirá preguntar “¿en qué idioma se adivina con las runas?”.


  • Estudia el significado de las runas a partir de las fuentes originales. Existen los Poemas Rúnicos (anglosajón, noruego, islandés) – en ellos se describe brevemente cada runa mediante alegorías. Son una “clave” auténtica. Sí, el lenguaje es poético, pero es mucho mejor apoyarte en esas fuentes que en invenciones modernas.


  • Practica con respeto. Si quieres probar la adivinación – adelante, pero no lo tomes como un juego, sino como una conversación contigo mismo y con la cultura de tus antepasados. Apunta las preguntas y las runas que obtengas, reflexiona, busca la conexión con tu vida. No esperes que una runa te “pronostique” el resultado de un partido de fútbol o te dé una respuesta directa de “sí/no”. Hablan en el lenguaje de los símbolos.


  • Cuidado con quienes se creen dueños de la verdad. Nadie posee la “verdad definitiva” sobre las runas – ni siquiera los profesionales están de acuerdo en todo. Si alguien afirma que solo él conoce el significado correcto y que los demás son “ignorantes”, mantente lejos de ese tipo de gurú. Las runas enseñan sabiduría, no fanatismo.


  • Recuerda el sentido de la medida. En lo personal, las runas me han ayudado a comprender mejor la cultura vikinga y me han dado una herramienta para pensar de forma creativa. Pero no les atribuyo la responsabilidad de mis decisiones. Una tirada rúnica es un consejo, alimento para la mente, no una orden ni una justificación. Por ejemplo, si me sale la runa Gebo (regalo, colaboración), lo tomo como un recordatorio de la importancia del intercambio y la cooperación, pero decido yo misma qué hacer con esa idea.


La experiencia interpretativa de cada practicante es distinta. Compartiré uno de mis casos más destacados. Hace unos años, atravesando una crisis profesional, acudí a las runas con la pregunta sobre el camino a seguir. Entre los símbolos que saqué estaba la runa Perthro – misteriosa, relacionada con el destino, los juegos de azar y la incertidumbre. En las explicaciones tradicionales se dice que Perthro representa “el cuerno para arrojar los dados”, una especie de receptáculo enigmático del destino. Esta runa me impulsó a aceptar la incertidumbre de mi situación como parte del juego – y en lugar de miedo sentí entusiasmo ante las nuevas posibilidades. Al final me atreví a cambiar de trabajo y de área de investigación, lo cual resultó muy positivo. Para mí, Perthro en aquel entonces se convirtió en símbolo de transformación mediante la aceptación de lo desconocido. Por supuesto, la runa no “tomó” la decisión por mí – pero me ayudó a ver la situación de otra manera y a avanzar con más valor.


Otro ejemplo: cuando preparaba una conferencia pública sobre runas, estaba muy nerviosa. Extraje la runa Ansuz – runa asociada con el dios Odín, patrón de la sabiduría y la elocuencia. Su significado es “la boca de un dios”, es decir, la palabra inspirada. Esto me dio confianza: como diciéndome, habla con el corazón y tus palabras encontrarán eco. La conferencia salió excelente. Nuevamente, ¿actuó la mística o mi propia psicología? – la runa fue el detonante de un recurso interno mío: la capacidad de hablar con inspiración sobre lo que amo.


Como investigadora, naturalmente distingo estas interpretaciones subjetivas de los hechos científicos. Pero como persona, las disfruto. Las runas son multifacéticas: son artefactos históricos, parte de antiguos idiomas, patrimonio cultural y herramienta de autoconocimiento, todo a la vez. Creo que lo principal es la sinceridad y el respeto. Si te acercas a las runas con amor e interés, ellas te responderán en la misma medida.


Preguntas frecuentes sobre las runas


¿Qué es una runa: una letra o algo mágico?

Antes que nada, una runa es una letra de un alfabeto. Las personas de la antigüedad la usaban para escribir textos (nombres, fórmulas, inscripciones conmemorativas). Pero a diferencia de las letras modernas, las runas están rodeadas por un aura de sacralidad y misterio. Por eso se puede decir que una runa es a la vez signo y símbolo. Para un sacerdote, la runa podía ser una llave mágica; para un guerrero, un talismán de batalla; para un tallador de piedras, simplemente un alfabeto práctico. Hoy en día también podemos usar las runas en ambos niveles: como letras (por ejemplo, escribir nuestro nombre con runas) y como símbolos (meditar en su significado).

¿Por dónde empezar a estudiar las runas?

Recomiendo comenzar por la historia y por el conjunto básico: el futhark antiguo de 24 runas. Aprende sus nombres, sus sonidos y sus significados principales. Lee los Poemas Rúnicos – son breves, pero te dan una primera impresión de cada runa. Después puedes acudir a libros de reconocidos investigadores (por ejemplo, Ralph Blum – es divulgativo, pero recuerda lo de la “runa en blanco”; son preferibles las obras de runólogos profesionales como Edred Thorsson (Stephen Flowers), aunque escribe con sesgo ocultista, o Marvin Taylor).


También practica escribir con runas – anota tus apuntes o los nombres de tus amigos con caracteres rúnicos. Así las runas “cobrarán vida” para ti como sistema de escritura. Y solo después prueba lo complejo – la adivinación, la creación de amuletos – cuando ya sepas con seguridad qué significa cada runa históricamente.

¿Se pueden usar las runas como amuletos y talismanes hoy en día?

Se puede, si lo haces con cabeza y respeto. Muchas personas llevan colgantes con runas o las dibujan en sus pertenencias, otorgándoles un significado específico. Por ejemplo, la runa Algiz (protección) en el llavero puede dar, psicológicamente, una sensación de seguridad. Es importante entender que el poder de un talismán no reside en una supuesta energía mística de la madera o el metal, sino en tu intención y conocimiento. Si tienes claro el significado de la runa y te lo recuerdas con frecuencia – el talismán funciona como un ancla para tu mente. Pero no esperes milagros: dibujar la runa Fehu (riqueza) en tu billetera y quedarte esperando un millón es ingenuo. En cambio, como símbolo de prudencia y de atracción de la buena suerte en los negocios – ¿por qué no? También te aconsejo estudiar la simbología de las combinaciones: algunas runas juntas pueden formar otra palabra distinta o traer asociada alguna connotación no deseada. Siempre verifica.

¿Hay runas “malas” y “buenas”?

Las runas no tienen significados unívocamente positivos ni negativos – cada runa es multifacética. En la antigüedad las runas no se dividían en “luminosas” y “oscuras”, esa es una fantasía moderna. Sí, hay runas asociadas a dificultades: Hagalaz (granizo) – un golpe súbito del destino; Isa (hielo) – estancamiento; Thurisaz (gigante) – peligro. Pero incluso ellas traen lecciones necesarias (el granizo riega la tierra con su agua, el hielo conserva, al gigante se le puede vencer con sabiduría). Y las runas “buenas”, como Wunjo (alegría) o Fehu (abundancia), también tienen su revés: un exceso de alegría conlleva perder la cautela; los bienes materiales exigen responsabilidad. Así que diría: las runas son neutras, somos nosotros quienes las coloreamos según el contexto. En una tirada, las runas “desagradables” a menudo señalan áreas de crecimiento, mientras que las “agradables” indican recursos y oportunidades. En la vida real tampoco existe el bien o el mal absolutos – todo es relativo y está interconectado.

¿Se pueden usar las runas para escribir en idiomas modernos?

Técnicamente se puede transcribir con runas cualquier idioma, si estableces las equivalencias de sonidos. Hay entusiastas que escriben incluso palabras en inglés o en español con runas (en la red puedes encontrar tablas de correspondencia). Pero ten en cuenta que algunos sonidos no tienen un análogo directo en el futhark. Tendrás que hacer compromisos. Por ejemplo, en las runas no existen letras para C, Q o X, que suelen reemplazarse por K, KW, KS respectivamente. Tampoco hay una letra para Ñ o LL, y ciertas vocales modernas requieren combinar runas o usar la más aproximada.

Yo a veces les escribo tarjetas a mis amigos usando la escritura rúnica – es curioso y estético. Sin embargo, para textos largos es más práctico el alfabeto habitual, dejando las runas como un elemento creativo. Y otra cosa: si escribes un texto actual con runas, leerlo será como descifrar un código, ya que la gente no está familiarizada con ese alfabeto.


En conclusión, quiero decir que estudiar las runas es un viaje. Requiere un equilibrio entre el corazón y la razón. Las runas pueden enseñarnos mucho: paciencia, respeto por la palabra, humildad ante lo desconocido (no todos los misterios se han desentrañado hasta hoy). Para mí, las runas se han convertido en un puente que me conecta con las generaciones pasadas y conmigo misma. Espero que este artículo te haya ayudado a ampliar la mirada sobre las runas, a sentir su espíritu sin adornos excesivos pero también sin escepticismo seco. Como antaño, el secreto de las runas nos susurra – y cada generación escucha su propio susurro. Quién sabe, quizá tú también llegues a escucharlo. ¡Buena suerte en tu camino de aprendizaje de las runas!

 
 
 

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